Contaminación atmosférica
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La contaminación del aire libre

Se debe a una compleja mezcla de numerosos contaminantes y deriva principalmente de algunas actividades humanas, como el tráfico automovilístico, las emisiones de las actividades industriales y agrícolas, las plantas de producción de energía y de eliminación de residuos y las instalaciones de calefacción

El conjunto de estas y otras actividades emite cotidianamente a la atmósfera miles de toneladas de sustancias contaminantes. 

Los contaminantes se clasifican en primarios (los que se emiten directamente a la atmósfera) y secundarios (se forman en la atmósfera debido a reacciones químicas entre los contaminantes primarios y los componentes naturales de la atmósfera, en particular oxígeno y agua). 

La exposición a la contaminación atmosférica está determinada por el conjunto de las concentraciones de los contaminantes presentes en el aire, por el tiempo transcurrido en los ambientes contaminados y por la distancia a las fuentes de contaminación (fábricas, carreteras transitadas, etc.). 

Entre los contaminantes atmosféricos más importantes se encuentran las partículas en suspensión (PM), el ozono(O), los óxidos de azufre (SO), los óxidos de nitrógeno (NO), el benceno (CH), y los hidrocarburos aromáticos policíclicos (IPA).

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La contaminación del aire interior

El aire interior es aquel que se respira en ambientes cerrados (casas, colegios, oficinas, centros comerciales, etc.). Saber cuáles son los contaminantes interiores más habituales permite adoptar un comportamiento que reduzca la cantidad y el tipo, disminuyendo así el riesgo de enfermar.

La contaminación interior se produce por la suma de los contaminantes presentes en el aire exterior (que, obviamente, entra en la vivienda), de aquellos derivados de los materiales de construcción (aislantes, colas, etc.) y del mobiliario (muebles, moquetas, etc.).

A estos también pueden sumarse residuos de insecticidas, desinfectantes, detergentes, desodorantes y perfumes.

Entre las sustancias que más se han detectado en el aire interior se encuentran los compuestos orgánicos volátiles (COV) como el formaldehído, emitido por las tapicerías, los muebles realizados con madera conglomerada recién instalados, colas, disolventes, barnices y también esmaltes de uñas, desodorantes o prendas recién tratadas en la lavandería.

Una fuente de COV son también los dispositivos como las impresoras láser y las fotocopiadoras. También son grandes contaminantes del aire interior los productos de la combustión (chimenea o estufa de pellets) y el humo de los cigarrillos, que se encuentran entre los más peligrosos.

Entre los contaminantes interiores también se encuentra el radón, un gas radioactivo natural que llega del exterior si las viviendas no se han construido de forma adecuada.

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La contaminación atmosférica afecta a jóvenes y ancianos, a ricos y a pobres, a personas de cualquier sitio del planeta. Los efectos pueden ser inmediatos manifestarse incluso después de varios años. La baja calidad del aire puede causar enfermedades cardiovasculares y respiratorias y agravar enfermedades crónicas como la bronconeumonía obstructiva crónica y el asma, lo que hace perder días de trabajo y de estudio, y empeora la calidad de vida de las personas que la sufren.

La contaminación atmosférica es el quinto factor de riesgo de mortalidad en todo el mundo.

Es responsable de más muertes que muchos otros factores de riesgo más conocidos, como la malnutrición, el consumo de alcohol y la actividad física insuficiente.

Cada año mueren más personas por enfermedades derivadas de la contaminación atmosférica que por accidentes de tráfico. La OMS calcula que en Europa los muertos causados por la contaminación atmosférica ascienden a 500.000 y que la cifra se aproxima a los 7 millones en todo el mundo (por contaminación atmosférica exterior e interior). Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, en Italia por ejemplo, se producirían 84.300 muertes prematuras al año por la contaminación causada por PM , NO e O (“Air quality in Europe — 2018 report”) según su estudio sobre la calidad del aire en Europa de 2018 (“Air quality in Europe — 2018 report”) y los gastos sanitarios asociados a la contaminación atmosférica (estimación del año 2010) oscilarían entre los 47.000 y los 142.000 millones de euros. En 2017, en 39 capitales de provincia italianas se superó, al menos en una estación oficial de supervisión de la calidad del aire urbano, el límite anual para polvos finos de 35 días con una media diaria superior a 50 microgramos/m³.

La contaminación atmosférica es el principal riesgo ambiental individual para la salud del mundo.

Contaminación Atmosférica

 

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