Es bien sabido que el nivel de degradación ambiental tiene una relación directa sobre la salud humana e influye en el bienestar de las personas, en el riesgo de sufrir enfermedades (también enfermedades mentales) y en el riesgo de muerte prematura.
El impacto de la degradación ambiental afecta en mayor medida a los niños, los ancianos y a quienes sufren enfermedades crónicas, a los sectores más pobres de la población y a los países menos desarrollados.
Los daños a la salud causados por la contaminación ambiental, por los efectos combinados de varios factores contaminantes y por el deterioro de los sistemas naturales de la tierra que ayudan a la vida humana, amenazan con anular los buenos resultados de salud que se han conseguido gracias a los éxitos en el campo de la prevención y los cuidados.
Durante las últimas décadas, las investigaciones científicas sobre el medio ambiente y la salud han prestado mayor atención a la estrecha relación que hay entre estos parámetros.
En particular, se ha destacado la urgencia de algunos temas, como el crecimiento de la población mundial, el aumento de la contaminación ambiental en todo el mundo, el calentamiento global, los cambios climáticos y los desastres naturales que estos provocan.
A partir de esta visión se origina la creciente sensibilidad y atención hacia el medio ambiente de la red Apoteca Natura y la idea de colaborar con ISDE – Asociación Médicos por el Ambiente - en una campaña de prevención de riesgos ambientales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) habla de “injusticia ambiental” para poner de manifiesto que los países más desarrollados y más sólidos desde el punto de vista económico se benefician de las ventajas derivadas de actividades que crean degradación, contaminación y crisis climática, y cuyos efectos recaen sobre todo en los grupos más pobres y desfavorecidos.